En este blog aparecen algunas imágenes que encuentro por internet que,normalmente, son acompañadas del nombre de su creador. Sólo intento transmitir mi amor por el Arte, pero si alguien no quiere que aparezcan sus imágenes aquí sólo tiene que decírmelo e inmediatamente serán retiradas.

martes, 6 de noviembre de 2012

I LOVE METROPOLITAN

No soy amiga  ni simpatizante de los Estados Unidos, ni de los estadounidenses, ni de las americanadas, y ese fue precisamente uno de los motivos por los que viajé al viejo continente, para reconciliarme con ellos... pero no... 8 horas de avión (más los traslados y el cambio horario, total un montón de horas) y siguen sin simpatizarme. Masoquismos a parte, es cierto que es un viaje de esos que todo el mundo debería hacer una vez en la vida, una especie de viaje a la Meca del capitalismo para que te de más asco del que ya le pudieras tener, para comprobar que no hay nada como la tierra de uno, para echar de menos el puchero, el salmorejo y el flamenquín cordobés, para llorar saboreando un bocata de jamón a la vuelta y echar de menos el sonido del castellano en boca de un español.


Vista del downtown, con el Empire, desde el Rockefeller
Nueva York es la ciudad que estamos acostumbrados a ver en las películas: rascacielos, yupies y taxis amarillos; se juntaron delante de mis ojos todos los tópicos que tenía en mente, sin faltar ni uno sólo. Después de tres días allí me sentía saturada de acero, cristal, engominados y tráfico; menos mal que me había reservado para los dos últimos días lo mejor: los museos. Porque, si bien los americanos no tienen ni mucho menos una cultura tan rica y añeja como la nuestra, han sabido adueñarse de ella, incluso transformarla para intentar buscar un estilo propio que no deja de ser un batiburrillo ofensivo al arte europeo. Pero sobre todo, han sabido atesorar cientos de miles de piezas de arte de todo el mundo, de todas las épocas, de todos los colores y sabores, para ponerles una tienda de souvenirs en la puerta de entrada, en la de salida, en la de enmedio, y si me apuras en los "restrooms", por si se te había pasado por el camino.

Patio de Vélez Blanco en el interior del Met
El museo más impactante para mí fue el Metropolitan, por su enormidad, tanto en continente como en contenido; reconozco que me deslumbré nada más entrar y hasta que mis ojos y mi cerebro no se acostumbraron a ver tanta obra de arte junta no pude reaccionar debidamente. Durante la primera hora mi dedo no se despegaba del botón de disparo de la cámara y barria con ella todas las vitrinas, paredes y techos por los que pasaba. Efectivamente, dejaban hacer fotos de todo, cosa que también me sorprendió sobremanera, acostumbrada al famoso "fotos no" de los museos españoles. Pero poco a poco empecé a tomar conciencia de donde estaba y de lo que estaba viendo, y empecé a indignarme... así soy yo, paso de un estado de euforia a otro de indignación en cuestión de un segundo, pero es que ¿cómo puede ser que en el Met se pueda pisar un auténtico patio de un palacio renacentista español? ¿y cómo han reunido tantisimas piezas del antiguo Egipto? por no hablar de las de Afríca y Oceanía... y eso que no me dió tiempo a ver mucho más en unas 6 horas que estuve dentro...

Para lo único que tengo respuesta es para el pequeño templo egipcio de Dendur, trasladado piedra a piedra desde el Alto Egipto como regalo a la ciudad de Nueva York, en agradecimiento por la ayuda prestada en la construcción de la presa de Asuán; como única condición, el templo debía estar las 24 horas del día visible para todo el mundo, por lo que se construyó un pabellón sólo para él, y puede verse a través de una enorme cristalera desde Central Park. Es el mismo caso del templo de Debod de Madrid, sólo que la metereología española es más indulgente y puede estar a la intemperie, aunque permitidme que ésto lo ponga en duda y guarde esta indignación para otro momento. El caso es que después de 3 ó 4 horas viendo piezas egipcias, acabé más asqueada de los americanos de lo que ya estaba antes, pues se creen "the masters of the universe" y han estado expoliando durante décadas a los incautos de este lado del mundo, comprando iglesias medievales y palacios renacentistas por unos pocos dólares, haciendo excavaciones ilegales subvencionadas con promesas políticas, e importando piezas antiquísimas pagadas con exquisita palabrería...

A pesar de todo, el Met es el museo más fantástico que he visto en mi vida... pero sigo pensando que es mucho mejor viajar a Egipto...