Más que en el mar, en el océano, en el Atlántico para más señas. Monumentos de piedra esculpidos por el agua, erosionados por el paso del tiempo y sostenidos por los miles de ojos que se deleitan contemplándolos...Enormes masas de materia pétrea que, impasibles, soportan los golpes de su vecina "la mar", uno tras otro, sin descanso, escondiendo su furia entre los rincones de sus heridas abiertas a la luz y a los curiosos, que las penetramos sintiéndonos pequeños y frágiles.
Como si de enormes catedrales se tratara, la tierra nos abre las puertas a santuarios provistos de verdaderas salas basilicales, cubiertas con bóvedas expresionistas sobre muros esculpidos con formas maravillosas y policromadas con pigmentaciones imposibles de reproducir, y todo ello sobre una alfombra turquesa sobre la que flotamos...Describirlo con palabras no es tarea fácil pero enseñar unas fotografías tomadas con una cámara corrientita es como oler a algodón dulce sin poder darle un bocado...
Como si de enormes catedrales se tratara, la tierra nos abre las puertas a santuarios provistos de verdaderas salas basilicales, cubiertas con bóvedas expresionistas sobre muros esculpidos con formas maravillosas y policromadas con pigmentaciones imposibles de reproducir, y todo ello sobre una alfombra turquesa sobre la que flotamos...Describirlo con palabras no es tarea fácil pero enseñar unas fotografías tomadas con una cámara corrientita es como oler a algodón dulce sin poder darle un bocado...