Hoy llevo todo el día llorando a Freddy Mercury, que nos dejó tal día como hoy hace ya 20 años, entristecida por lo que considero una enorme perdida en el mundo de la música y en el mundo del arte en general pues, aunque es conocido principalmente por ser vocalista del mítico grupo Queen, era una persona de enorme creatividad y estoy convencida de que, si la enfermedad no se lo hubiera llevado, hoy día disfrutaríamos de mucho más que de sus fantásticos discos. Sin embargo, junto a la muerte de un artista celebramos el nacimiento de otro, alejados en el tiempo y en el estilo, aunque cercanos en el gusto por el espectáculo en el que se recreaban para dar vida a su arte.
El 24 de noviembre de 1864, nacía el famoso pintor Henri de Toulouse-Lautrec, pequeño de altura pero grande de personalidad. A pesar de ser un auténtico impresionista, no gustaba de representar paisajes, sino que prefirió recrear la vida nocturna del París del "Moulin Rouge", de prostitutas, cabareteras y sus promiscuos acompañantes, con un realismo que a veces rozaba la ordinariez y la mediocridad, pero que en la mayoría de los casos nos introducía en un mundo maravilloso de fiestas y jolgorios tras los cuales se escondía una cara más amarga que pocas veces nos mostraba.
Baile en el Moulin Rouge (1890) |
Si hubieran coincidido en el tiempo no nos hubiera extrañado encontrarlos juntos en alguna de las muchas fiestas que Freddy organizaba, bebiendo absenta y bailando al son del can-can, disfrutando de la vida y del amor, con su cara y su cruz, que ambos conocieron muy bien.
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