Caminar por el silencio de sus calles
aspirando el olor del tiempo, congelado,
entre sus piedras,
hace de mí partícipe de su tragedia,
erizándome el vello de la nuca
mientras mis ojos presienten su historia.
Y el latir de corazones lejanos
retumbando en mi pecho, encogido,
entre sus piedras,
hace que tiemblen mis cimientos,
levantados con relatos y leyendas
de una época lejana, pero mía...
Vistos así, en el suelo, en la visita turística, no parecen más que una de las muchas esculturas de mármol desgastado que puedes ver en Italia. Cuesta imaginar que son personas, mujeres, niños, hombres que murieron asfixiados o calcinados, y que estas 'esculturas' son un monumento a la tragedia y a la muerte.
ResponderEliminarTú lo dices mucho mejor, :)