Hay un viento huracanado y la lluvia cae con fuerza... lo sé, no porque esté debajo de ella empapándome toda (cosa que me encantaría), sino porque he subido hasta el tope la persiana y el estor, y la generosidad de mi ventana me lo muestra... es un tiempo desapacible pero veo un pájaro sobrevolando el tejado del bloque de pisos de enfrente, dejándose sostener por el fuerte aire que viene y va, como si bailara un extraño baile bajo la lluvia, disfrutándolo, sin importarle que yo lo esté mirando y que yo también lo esté disfrutando...
Las gotas que tamizan los cristales se cuentan por miles, invaden todo el campo de visión con un craquelado, ahora estático, que da la impresión de estar hecho añicos y sólo necesita un susurro para venirse a bajo; toco el cristal con la yema de los dedos esperando que ceda bajo ellos pero no, sólo encuentro frío y dureza...
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Lluvia Ismael Costa |