En este blog aparecen algunas imágenes que encuentro por internet que,normalmente, son acompañadas del nombre de su creador. Sólo intento transmitir mi amor por el Arte, pero si alguien no quiere que aparezcan sus imágenes aquí sólo tiene que decírmelo e inmediatamente serán retiradas.

martes, 24 de noviembre de 2009

LIGAMENTACIONES

Aunque el título es un plagio de un mensaje que recibí en el facebook (gracias queridísimo David), la rotura de ligamentos futbolera o futbolística, y las lamentaciones por tan mala pata (cual plañidera egipcia), son personal e intransferiblemente mías...



Si bien creí tener el copyright de la historia de un domingo campestre que acaba en tragedia, la realidad me sobrecogió en la sala de espera de traumatología de urgencias: brazos rotos y esguinces de todos los grados nos apilábamos con cara de póker dolorido reprochándonos silenciosamente el habernos creido de nuevo niños y corretear por el campo detrás de un balón que nos guiaba imparable hacia una trampa mortal...



Voy a pasar por alto el problema que tenemos los ciudadanitos con la Seguridad Social, su personal sanitario y su manía de tratarnos como ganado, y voy a compartir mis "ligamentaciones" en este blog, como un pequeño grito lanzado en mitad del Universo, casi imperceptible...


Lo primero y más importante es ¿por qué el cuarto de baño parece que está al otro lado de la ciudad si mi piso es de tan sólo 70 m? y ¿por qué necesito ir 20 veces en el día si lo que estoy es escayolada y no embarazada?


En segundo lugar, ¿al mando de la tele le salen patitas para trasladarse al extremo opuesto del sofá? ¿debo colgármelo al cuello junto al móvil, al teléfono fijo y el paquete de pañuelos?


Si bien es necesario tener un buen libro al lado para distraerse, ¿por qué se me tiene que antojar la Nintendo DS que llevo un año sin coger, que está en el dormitorio justo al lado del cuarto de baño, es decir, al otro lado de la ciudad?


Familia y amigos se ponen de acuerdo para llamar todos el primer día de convalecencia, con intervalo de cinco minutos entre una y otra llamada, lo que no me deja tiempo suficiente para ir al cuarto de baño!!! A partir del segundo día, la única que llama es mi madre...la única que me quiere de verdad.


El dolor de esguinze, según van pasando las horas, es inversamente proporcional al dolor de las agujetas en brazos, barriga y pierna sana que me provocan las muletas por ir al otro lado de la ciudad veinte veces al día!!!


Leerlo y recordarme cuando el próximo domingo planeéis un perolete con los amigos...ni pelotas, ni bicis, ni "corre, corre que te pillo"...que ya no sois niños!!!!



domingo, 15 de noviembre de 2009

CASTILLOS...Belalcázar


Os presento mi castillo favorito, el Castillo de los Sotomayor en Belalcázar, el que si no fuera por su mal estado de conservación sería escenario ideal de mis sueños más medievales...

Su Historia arranca en el siglo VIII con la dominación musulmana, donde las crónicas le dan al pueblo el nombre de Gafiq y más tarde Gahete. Su apariencia de palacio-fortaleza data del siglo XV con Don Gutierrez de Sotomayor, tercer conde de Belalcázar. Imaginaos lo impresionante que tuvo que ser el edificio terminado que cambiaron el nombre del pueblo a Bel-Alcazar, o bello Alcázar.








Es de planta romboidal, con ocho torres en las esquinas coronadas por adarves y almenas ( en su mayoría caídas y esparcidas por el suelo).









Lo más significativo y desde luego lo que más llama la atención de todo el conjunto, es la Torre del Homenaje, un impresionante cubo que en su interior albergó 6 pisos de altura y que está rematada por garitones con decoración gótica, al igual que los pocos vanos que horadan sus paramentos.

Quedan restos en su perímetro exterior del foso que defendía esta fortaleza (si..si...como en las pelis...), ya de por sí practicamente inexpugnable, y una torre albarrana de tradición árabe donde pude hacer la cabra montesa como a mi me gusta (con la desinteresada ayuda de mi amigo Rafa, sin la que ahora mismo podría estar escribiendo esto desde el hospital ).


Tuvimos la suerte de encontrarnos un hueco por el que entrar al interior del castillo, al patio de armas, impresionante tengo que decir, pero por desgracia en muy mal estado de conservación. La Torre del Homenaje posee una pequeña escalera de caracol que sube hasta lo alto, pero sin iluminación de ninguna clase, asique con nuestro gozo en un pozo hemos aplazado la inspección de lo que parece el rincón más interesante de todo el conjunto, hasta el día que nos acordemos llevar una linterna con nosotros a estas "aventurillas" de Indianas Jones de pacotilla.


No puedo dejar de mencionar lo que a mí me llenó de curiosidad y acercó mi alma de Historiadora del Arte a esa época bajomedieval. La magia que me transmiten esas máquinas del tiempo que son las piedras, se materializó en ellas mismas, a través de cientos de símbolos que siglo tras siglo siguen grabadas en cada una de ellas, como marcas de fábrica, marcas de las canteras de donde provenía cada bloque que contribuyó a erigir tan rotundo conjunto señorial. Aquí os muestro algunas de esas "marcas de fábrica".



En fín...gracias a todos por acompañarme y compartir esto conmigo....os quiero gentecilla!!!!!Aleluya!!!!!! jajajajajajaja........



















Otro trocito de mi corazón de Historiadora del Arte se queda en la Torre del Homenaje del Castillo de los Sotomayor de Belalcázar...

sábado, 7 de noviembre de 2009

EL LLANTO DEL DESIERTO (o el loco del desierto...dedicado a otro loco)


Mi escritor favorito, Paulo Coelho, siempre ha conseguido hacer que me coma el coco incluso más de lo que acostumbro...pero decidme...quién no se para unos minutos a reflexionar después de leer cosas como esta?...



"En cuanto llegó a Marrakech, el misionero decidió que todas las mañanas darí­a un paseo por el desierto que comenzaba tras los lí­mites de la ciudad.
En su primera caminata, vió a un hombre estirado sobre la arena, con la mano acariciando el suelo y el oí­do pegado a tierra.
“Es un loco”, pensó.
Pero la escena se repitió todos los dí­as, por lo que, pasado un mes, intrigado por aquella conducta extraña, resolvió dirigirse a él. Con mucha dificultad - ya que aún no hablaba árabe con fluidez-se arrodilló a su lado y le preguntó:
- ¿Qué es lo que usted está haciendo?.
- Hago compañí­a al desierto, y lo consuelo por su soledad y sus lágrimas.
- No sabí­a que el desierto fuese capaz de llorar.
- Llora todos los dí­as, porque sueña con volverse útil para el hombre y transformarse en un inmenso jardí­n, donde se puedan cultivar las flores y toda clase de plantas y cereales.
- Pues dí­gale al desierto que él cumple bien su misión -comentó el misionero. - Cada vez que camino por aquí­, comprendo mejor la verdadera dimensión del ser humano, pues su espacio abierto me permite ver lo pequeños que somos ante Dios.
Cuando contemplo sus arenas, imagino a las millones de personas en el mundo que fueron criadas iguales, aunque no siempre el mundo sea justo con todas. Sus montañas me ayudan a meditar. Al ver el Sol naciendo en el horizonte, mi alma se llena de alegrí­a, y me aproxima al Creador.
El misionero dejó al hombre y volvió a sus quehaceres diarios. Cual no fue su sorpresa al encontrarlo a la mañana siguiente en el mismo lugar y en la misma posición.
-¿Ya transmitió al desierto todo lo que le dije?- preguntó.
El hombre asintió con un movimiento de cabeza.
- ¿Y aún así­ continúa llorando?
-Puedo escuchar cada uno de sus sollozos. Ahora él llora porque pasó miles de años pensando que era completamente inútil, desperdició todo ese tiempo blasfemando contra Dios y su destino.
-Pues explí­quele que, a pesar de que el ser humano tiene una vida mucho más corta, también pasa muchos de sus dí­as pensando que es inútil. Rara vez descubre la razón de su destino, y casi siempre considera que Dios ha sido injusto con él. Cuando llega el momento en que, finalmente, algún acontecimiento le demuestra por qué y para qué ha nacido, considera que es demasiado tarde para cambiar de vida, y continúa sufriendo. Y, al igual que el desierto, se culpa por el tiempo que perdió.
-No sé si el desierto me escuchará -dijo el hombre- El ya está acostumbrado al dolor, y no consigue ver las cosas de otra manera.
-Entonces vamos a hacer lo que yo siempre hago cuando siento que las personas han perdido la esperanza. Vamos a rezar.
Ambos se arrodillaron y rezaron; uno se giró en dirección a la Meca porque era musulmán, el otro juntó las manos en plegaria porque era católico. Cada uno rezó a su Dios, que siempre fue el mismo Dios, aunque las personas insistieran en llamarlo con nombres diferentes.
Al dí­a siguiente, cuando el misionero retornó su caminata matinal, el hombre ya no estaba allí­. En el lugar donde acostumbraba a abrazar la arena, el suelo parecí­a mojado, ya que habí­a nacido una pequeña fuente. En los meses subsiguientes, esta fuente creció y los habitantes de la ciudad construyeron un pozo en torno a ella.
Los beduinos llaman al lugar “Pozo de las Lágrimas del Desierto”. Dicen que todo aquel que beba su agua conseguirá transformar el motivo de su sufrimiento en la razón de su alegrí­a , y terminará encontrando su verdadero destino."


Paulo Coelho

lunes, 2 de noviembre de 2009

CASTILLOS...Alcaudete

Doy por inagurada la Ruta de los Castillos 2009-2010 que tantos años llevo diciendo que voy a hacer...de este año no pasa...
























Aunque mi intención es visitar las fortificaciones, ruinas y sitios más emblemáticos de la provincia de Córdoba, he optado por ir entrando en materia en la vecina Jaén, en Alcaudete para ser más exactos, puesto que su fortaleza, muy bien conservada todo hay que decirlo, me observaba desde lo alto tantas y tantas veces que he ido camino de Granada, y atraía mi mirada insolente, deseando estar junto a sus piedras...Merece la pena la visita, aunque solo sea por el placer de pasear a su alrededor, contemplando sus paramentos, sus torres, sus bastiones, el lecho rocoso sobre el que se asienta...





















Su cronología abarca desde el período Califal, siglo X, hasta el siglo XVII, época a la cual pertenecen los últimos "retoques" que se hacen a la Iglesia de Santa María, construida a los pies del Castillo.






















Eso si, nada de tacones......zapatos cómodos y ganas de hacer la cabra montesa...



REFLEXIÓN

Hay quien le llama miedo al folio en blanco, pero en realidad, detrás de esa frase que es un topicazo se esconde un miedo más profundo que supera la materialidad del soporte escogido y que poco tiene que ver con su palidez. No queramos engañarnos, tenemos miedo de nosotros mismos, de ver una parte de nuestra intimidad más íntima reducida a trazos de diversas formas y tamaños que han querido llamar letras, que nos limitan, que no llegan a abarcar nunca todo el significado que le queremos dar porque someten nuestra expresividad a la esclavitud de las reglas lingüísticas (al llegar a este punto, he detenido mi mano, con ella el bolígrafo y consecuentemente la sucesión de trazos de diversas formas y tamaños pero lo que no he podido detener han sido mis pensamientos). Entonces, ¿por qué estoy escribiendo? Ya se de antemano que lo que voy a escribir no va a satisfacer mi ansia de lo que verdaderamente necesito revelar e incluso es muy posible que cada una de las personas que lean esto descubran entre estas letras valores y significados con los que yo no contaba o he desechado confiriendo a este escrito un significado que no tiene. Esto me llena de una angustia que sólo puede entenderse sintiéndola en uno mismo, dejando que invada lentamente todo el cuerpo como si se tratase de cientos de agujas que dejan caer sobre ti y se van escurriendo lentamente por tu piel. De nuevo me doy cuenta que no hay palabras que puedan descubrir una sensación tan personal e intima y estoy a punto de dejarme vencer.
Espero no ser la única persona que haya tenido estos pensamientos, no quiero ser un bicho raro (aunque por otro lado, ¿qué hay de malo en ser un bicho raro?). Tampoco quiero ofender a tantos y tantos escritores que son alabados y admirados diciendo que sus escritos no son del todo fiables en cuanto a significación se refiere. En este momento se me ocurre pensar en otras manifestaciones de almas con inquietudes artísticas, considerando como artísticas aquellas que reflejan cualidades intrínsecas del sujeto creador, esto es, sentimientos, emociones, experiencias, sensaciones, impresiones, etc. Además del escritor que se enfrenta al folio en blanco, se puede hablar del escultor, del compositor, del orfebre, del actor, en cuanto que el primero se enfrenta a una pella de barro, el segundo a un instrumento silencioso, el orfebre a simple materia, el actor a un personaje inexistente. Por analogía, ¿podríamos decir que estos artífices sienten “miedo” ante el reto que supone la creación? Pensémoslo… El escritor, sentado cómodamente en su silla, frente a su escritorio, con su pluma favorita, en una habitación acogedora, se siente perdido en la blancura del papel. El escultor, el compositor, el orfebre, el actor, también deben sentirse perdidos ante una realidad informe, pasiva, e inexpresiva que ellos están llamados a metamorfosear en una realidad configurada, activa y expresiva, en definitiva viva. Un manuscrito nunca podrá tener el vigor y la viveza de una escultura, por muy realista y expresiva que la redacción quiera ser. Una escultura esta viva en su inercia. Por supuesto no hablo de su faceta física, sino de su lado mas humano, si se me permite decirlo así. Las características humanas que nos atañen a este respecto son dos: los sentimientos y la expresividad, y creo que estamos de acuerdo en que ninguna de ellas se lleva bien con las palabras. Los sentimientos son experiencias personales que no se comportan de igual manera en todos los seres humanos, por lo tanto es quimérico pretender definirlos; la expresividad es un afortunado don que nos permite incluso comunicarnos sin palabras (recordemos las “conversaciones” que un mimo tiene con su publico). En este punto debo hacer un inciso para alabar a la “niña bonita” de la literatura: la poesía. Tanto los sentimientos como al expresividad de las que antes hablaba tienen cabida en la poesía utilizando como instrumento la palabra, pero no la palabra lingüística, con su significante, su significado y sus reglas, sino la palabra poética, esto es, la palabra evocadora, que no está sujeta a objetividades sino que deambula libremente entre imágenes espirituales, propias del alma humana en su sentido más platónico. Todos podemos experimentar nuestras propias “imágenes espirituales”, pero se nos hace muy difícil transmitirlas a pesar del amplio abanico de posibilidades comunicativas de que disponemos nos hemos puesto limites expresivos confiriendo primacía a la palabra, ya sea escrita o hablada. Imaginemos que vamos de viaje a un país extranjero, pongamos Italia, por mucho que quieran explicarnos como es la Basílica de San Pedro en el Vaticano hasta que no estemos delante de ella no podremos sentirla ni experimentarla, aunque nuestro interlocutor fuera un afanado narrador. A este respecto es muy afortunada la siguiente cita de Leonardo da Vinci: “inscribid en cualquier lugar el nombre de dios y colocad enfrente una persona que lo represente, veréis cual de los dos será más respetado”. Pienso que solo un artista tan grande como él pudo llegar a esta resolución tan evidente y tan ignorada a la vez, aunque a lo largo de nuestra historia universal ha sido una verdad aprovechada y en otros casos temida. Recordemos que la iglesia durante el siglo XVI manejó las imágenes directamente para intentar salvarse del protestantismo imponiendo una iconografía y temática católica alejada de las corrientes reformistas. Mientras, otras culturas presintieron el poder de las imágenes y las rechazaron como ocurrió en el Islam o durante la crisis iconoclasta bizantina.
¿Se podría llegar a la conclusión de que “una imagen vale más que mil palabras? Sigo reflexionando…